miércoles, 8 de septiembre de 2010

¿Qué es un ataque de pánico?




Lamentablemente es muy frecuente encontrar en la clínica personas que han padecido en el último tiempo algún síntoma de ansiedad.

El mayor exponente es el ataque de pánico.

El ataque de pánico se caracteriza por la aparición súbita síntomas de miedo, terror, acompañados habitualmente de sensación de muerte inminente.

La crisis suele estar acompañada de síntomas como:

las palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca, sudoración, temblores, sensación de ahogo, opresión en el pecho.

Pueden aparecer también náuseas, sensación de inestabilidad, mareos, hormigueos, escalofríos o por el contrario, sofocaciones.

En casos graves, se puede dar la desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar separado de uno mismo).


Lo que aparece comúnmente es el miedo a perder el control o volverse loco y miedo a morir.


Hay personas que padecen algunos de estos síntomas sin llegar al cuadro completo, pero sin por eso ser menos molesto.

En la clínica encontramos casos graves y algunos más leves.

Son síntomas de ansiedad que se desencadenan por múltiples y variados motivos, como estrés laboral, problemas familiares o de pareja, crisis personales. Es algo absolutamente singular.

En estos casos de ansiedad es importante la consulta profesional, para ayudar a la persona a indagar acerca de lo que le pasa.

En los casos de ataques de pánico es necesario el complemento de la medicación con la psicoterapia.

Los ataques de pánico inhabilitan a la persona a continuar con su vida con normalidad si no son tratados.

La psicoterapia brinda la posibilidad de pasar del registro corporal al plano del pensamiento y del lenguaje. Entender por qué surge en ese momento esas sensaciones, qué están indicando. Ir más allá de pensar esto como un estado de nervios esperable por la tensión del estrés. Entender que algo en ese momento para el sujeto, dicho estado quiere decir.

Es la apuesta de la psicoterapia psicoanalítica por excelencia, a diferencia de otras disciplinas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo viví todo eso y más, llegando al punto de no poder salir a la calle ni comer por miedo a atragantarme. Obligada por la situación pedí ayuda y Gracias a Dios caí en tus manos. Al mes y medio (sin exagerar) ya comía normalmente y acudía a las consultas sola! Cosa que en su momento creí que nunca más iba a poder hacer. No cometan el error de abandonar la terapia por sentirse bien, por el contrario aprovechen para trabajar más y mejor! Felicitaciones por el blog! Saludos a todos!

Lic. Mariana Gilbert dijo...

muchas gracias por tu comentario!