martes, 3 de julio de 2012

Por que nos cuesta volver a trabajar luego de las vacaciones?



A la mayoría de las personas, en mayor o menor medida, les afecta volver al trabajo. Como así también, curiosamente, a algunas puede afectarles salir de vacaciones. Aquí de lo que se trata es de pasar de un estado al otro: estar en plena actividad laboral, a descansar. Este pasaje  obliga a adaptarse a la nueva situación.


El cambio que nos generan las vacaciones, podría pensarse en términos generales como más placentero, por todo lo que implica: descansar, conocer un lugar, hacer actividades que nos gustan, estar con nuestros seres queridos,  salir a comer, etc. A esta situación  más fácilmente nos adaptamos, aunque para todas las personas no es igual. Mucha gente necesita unos días para empezar a disfrutar realmente de sus vacaciones. Entonces, la dificultad está en el cambio en sí mismo.
Por supuesto que es más difícil, el cambio que nos genera volver a la rutina. Sentir que ese descanso tan esperado se terminó. Lo notamos más.
Por lo tanto en sentido amplio la causa de la dificultad se basa en el proceso de adaptación.
Aún así a cada persona puede costarle volver al trabajo, por cuestiones diferentes.
Algunos de los motivos pueden ser:

Poner muchas expectativas en las vacaciones: esto se relaciona con idealizar la situación de las vacaciones. A veces se  espera mucho de las mismas, y la vuelta a la rutina puede marcar que no se concretó todo aquello que quiso, o que no se regresó tan renovado como se esperaba, por ejemplo. 

Crisis laboral: una mala situación de trabajo. Un conflicto con compañeros, con el jefe, con la tarea, con el salario, que genera en la persona la necesidad de un cambio que se acentúa más al regresar por el corte mismo que crean las vacaciones.

Crisis personal. O estado de ánimo depresivo anterior a las vacaciones: esto a veces es lo más difícil de detectar para las personas, porque generalmente se hace una atribución externa de las causas del malestar. Es decir, es más fácil a veces pensar que “no me pasa nada a mí, sino que es mi trabajo, mi pareja, mis hijos”. Por eso es importante evaluar, en que grado está presente la dificultad de retomar el trabajo y reflexionar que necesidades tiene en la actualidad la persona en distintas áreas de su vida. Muchas veces se tratan de cuestiones más profundas.
Por otra parte, una crisis laboral puede ser la forma en que se manifiesta una crisis personal. Es decir, la persona registra que se siente mal en el trabajo, pero puede estar insatisfecha o tener conflicto en otras áreas de su vida.

La crisis nos plantea una oportunidad, nos convoca a un cambio. Nos marca que algo se conmovió en nuestra vida, es decir, que las cosas que antes funcionaban bien para nosotros ahora ya no. Por lo cual, si el malestar que genera volver al trabajo es muy intenso, es importante que la persona que lo experimenta haga una reflexión acerca de qué necesidades tiene en su vida: que necesidad laboral, social, de capacitación, de recreación, por ejemplo. Es un trabajo reflexivo más difícil, ya que como mencionaba antes, no todas las personas logran darse cuenta inmediatamente que el conflicto surge de ellas mismas y que son ellas quienes deben hacer algo para modificar dicha situación angustiante. No esperar que cambie el entorno por sí mismo.
La crisis convoca a hacer una revisión de nuestra situación actual. Pensar qué nos hace sentir desganados, malhumorados, por ejemplo y empezar a planificar cómo armar una situación laboral, en este caso, donde podamos sentirnos mejor.
Para planificar dicho cambio primero hay que registrar la necesidad. Luego plantear dicha necesidad como una meta a cumplir, gradualmente. Pensar que conductas son necesarias para lograr dicha meta. Es importante mantener una actitud optimista ante el cambio y ser tolerante con uno mismo.
El factor principal es que la persona realice un trabajo de reflexión acerca de lo que necesita en su vida, y se plantee como lograr instaurar las condiciones para sentirse mejor. Tiene que sentirse responsable de generar dicho cambio por sí misma y no esperar que otros lo hagan por ella.
Hay que comprender que la crisis es una oportunidad para el cambio y para crecer como personas. Nos permite conocernos más a nosotros mismos y descubrir recursos y capacidades que no sabíamos que teníamos.

-¿Qué pueden hacer estas personas para evitar sentir tanta angustia a la hora de tener que volver a trabajar?

Ante todo no esperar que las vacaciones solucionen nuestra vida.
Es importante incorporar actividades en nuestra rutina, y no únicamente esperar al cambio de situación que nos traen las vacaciones. Es decir, apuntar a tener una vida más sana, con más gratificaciones:
Incorporar salidas, paseos que tengan contacto con la naturaleza. Generar actividades de ocio, placenteras. Practicar una actividad, un deporte, yoga o meditación,  un curso, alguna actividad artística, por ejemplo,  puede hacer que nuestra rutina semanal sea más placentera y así no llegar tan estresados a las próximas vacaciones.

Por lo tanto se aconseja:

  • No poner demasiadas expectativas en las vacaciones: esperar que le solucionen la vida le generará mucha frustración.
  • No incorporarse inmediatamente al trabajo después de las vacaciones. Volver unos días antes para tener tiempo para adaptarse nuevamente a la vida laboral.
  • Incorporar actividades placenteras en su vida cotidiana. Realizar actividades que se intercalen con su rutina laboral para relajarse y no llegar tan estresado a las próximas vacaciones.
  • Reflexionar acerca de la angustia que aparece con el regreso. Pensar si necesita algún cambio en su vida.



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